A la hora de decidir sobre la ubicación de las rocas en nuestro acuario, además de criterios ornamentales o decorativos, hay que tener en cuenta criterios de seguridad y funcionalidad.
Las rocas siempre han de estar fijas en una posición estable. Si una roca se desestabiliza y cae de su posición, puede dañar a algún pez o incluso romper un cristal. La seguridad ha de primar siempre con respecto a los criterios decorativos. Si la roca no esta lo suficientemente afianzada no la coloquemos de esa manera o en ese lugar.
Para dar mayor estabilidad a un conjunto, podemos pegar las piedras entre ellas para que se mantengan fijas mediante silicona. Las cuevas y grietas son estéticamente muy bellas, pero si el acceso a su interior es complejo, se convertirán en el basurero del acuario, pues en estos huecos se acumularán los restos, lo que puede provocar una subida en los niveles de nitrógeno (amoniaco, nitritos o nitratos). Si queremos hacer grutas que sirvan de refugio a nuestros peces, su interior se debe de poder limpiar con facilidad (levantando la roca por ejemplo).
No olvidemos que algunos peces excavan, y que por tanto pueden llegar a hacer caer una piedra que aparentemente estaba bien afianzada. Hay que evitar así mismo los bordes afilados o cortantes.