El procedimiento es bastante sencillo y no hay que ser un genio o tener grandes instalaciones para aplicarla; de hecho es una técnica bastante antigua utilizada principalmente por acuicultores y otros profesionales del área, aunque ya está un poco obsoleta y se ha cambiado por técnicas de inyección de gonadotrofinas, que en sí son mucho más efectivas y con mejores resultados, pero trae consigo una cantidad de estrés tremendo para los peces, debido a las constantes manipulaciones e inyecciones corporales, aunque no deja de ser una técnica bastante interesante si se manipula a los individuos de forma correcta.
Procedimiento: Se puede trabajar con cerebros de cualquier vertebrado, pero yo recomiendo utilizar cerebro de pescado, ya que son fáciles de conseguir las cabezas en un mercado o en pescaderías.
Posteriormente se abre la cabeza con un cuchillo y extraemos el cerebro; en el caso del pez es una masa amorfa poco diferenciada, por lo que debemos observar alguna lámina de un cerebro de pez con sus partes para poder diferenciar la hipófisis del resto de las estructuras; aunque la hipófisis no es más que una pequeñísima glándula de forma ovalada en la parte inferior (base) del cerebro; es tan pequeña en relación al tamaño total del cerebro que para personas sin experiencia en anatomía animal es bastante difícil encontrarla (La experiencia hace al maestro y echando a perder se aprende),una vez ubicada la hipófisis procedemos a separar la hipófisis del resto del cerebro con la ayuda de un bisturí. Dicho procedimiento debe hacerse en varias cabezas de pescado hasta obtener una cantidad considerable y dependiendo de la cantidad de peces con los que estemos trabajando. Luego precedemos a tomar las hipófisis y las maceramos (molemos en un mortero) y luego procedemos a alimentar a nuestro grupo experimental con nuestro “macerado mágico”. Es importante agregar que solo se debe utilizar la hipófisis y no el cerebro completo, ya que otras hormonas, producidas en otras partes del cerebro podrían contrarrestar el efecto de las hormonas contenidas en la hipófisis y no causar efectos o aún peor causar efectos impredecibles. La alimentación del grupo experimental con hipófisis debe realizarse de forma máxima tres días a la semana separados entre sí, ya que el abuso de éste sistema puede generar gigantismo y o acromegalia en el grupo experimental. En el caso de estas dos anomalías, el gigantismo genera individuos de una talla mucho mayor al promedio y va de la mano de ciertas malformaciones corporales; en el caso de la acromegalia, el pez sufre malformaciones a nivel del tejido óseo, debido a un engrosamiento excesivo de ciertas zonas óseas, que en peces se manifiesta principalmente en la zona del maxilar inferior (muy prominente) y en la aparición de una giba en la zona frontal del cráneo, lo que deforma en gran medida el cráneo del animal, lo que es perjudicial para el nado correcto (pérdida de la forma hidrodinámica del pez), molestias para alimentarse, malformación opercular y por ende trastornos respiratorios, entre otros. Durante el proceso de trabajo con el grupo experimental, bueno es trabajar con un grupo control, vale decir un grupo de individuos que posea las mismas características originales del grupo experimental pero que no es expuesto a experimentación y por ende sigue patrones hormonales naturales; es bueno, ya que tenemos dos puntos de comparación; en el caso de mi experiencia con varias especies de cíclidos, incluyendo dos de estos especimenes de peces Oscar (Astronotus ocellathus) vendidos al que hizo el siguiente tema de foro: viewtopic.php?f=30&t=24357
Han sido trabajados con ésta técnica; Los datos obtenidos del trabajo con dichos peces Oscar están en los siguientes gráficos, los cuales son básicamente la comparación entre grupo control (gráfico superior) y el grupo experimental (gráfico inferior).

Observando el gráfico podemos darnos cuenta que la aceleración del crecimiento en individuos tratados hormonalmente es de casi el doble que en un individuo normal; sin contar que el período de madurez sexual disminuye prácticamente a la mitad, por lo que su utilización en criaderos y piscifactorías es una muy buena idea, ya que los tamaños comerciales de los individuos son obtenidos casi a la mitad de tiempo y esto es fundamental ya que dentro de un criadero, mientras más tiempo se mantenga al pez más es el gasto en manutención y por ende encarece de éste, el cual debe ser pagado por los bolsillos de todos los acuaristas.
Otro dato interesante es que los peces Oscar de las fotografías, llegaron a su madurez sexual a los seis meses aproximadamente y se reprodujeron a los siete meses. El que los compró, el cual subió las fotos en la antes mencionada dirección de éste foro, no ha podido reproducirlos, lo que indica que los efectos de las hormonas hipofisianas no son constantes y desaparecen con la falta de ésta en la alimentación, de hecho esto no es más que una hipótesis, ya que no he vuelto a ver a mis ex pez Oscar y no se en que condiciones se encuentren hoy. En todo caso acabo de obtener algunos individuos de pez Oscar albinos en la ciudad de Talca donde ando de vacaciones a si que apenas llegue a Arica comienzo con el proceso, el cual voy a fotografiar paso a paso para los incrédulos.
Bueno, espero que le parezcan bien los datos a aquellos amigos (as) acuaristas (as) que me mandaron sus menajes interesados. Saludos a todos…Felipe M.